Para iniciar el tema, se debe partir desde la conceptualización de la
Violencia como fenómeno que aparece con el mismo hombre, evidenciándose desde
civilizaciones antiguas e íntimamente sujetadas a factores sociales,
económicos, políticos y religiosos, entre otros; en tal sentido, obliga a
ubicarse dentro del contexto de la cultura que se pretende estudiar, pues
dependiendo de la sociedad, la visión y conceptualización dada será distinta.
En primer lugar, se amerita señalar lo planteado por Vacaflor (2011), en su
ensayo La violencia en la Historia, que plantea lo siguiente:
Discursos de violencia en un sentido amplio, son todos
los textos religiosos, como la Biblia, El Corán, la Ilíada, el Popohl Vuh, etc.
y otros tantos monumentos literarios. No es necesario que tales discursos no
inciten directamente a la violencia: basta que divida a los seres humanos entre
réprobos y elegidos o ponga en práctica criterios para su discriminación. Tanto
en los tiempos antiguos como en los contemporáneos estos discursos casi
constituyen la mayoría de los que se consumen en nuestras sociedades. Las
Ciencias Sociales, por ejemplo, registran por millares discursos que establecen
pautas discriminatorias y excluyentes. (pág. 2)
Por otro lado, en las Sociedades China e Hindú, el infanticidio era un
método de control de la natalidad, mientras que, en otras sociedades las niñas
eran sacrificadas por no contribuir a la economía familiar. Tanto es así, que a
lo largo de la historia, el patriarcado, ha puesto el poder en manos de maridos
y padres en cualquier relación conyugal o de pareja. El suttee entre los
hindúes (ritual que exige a la viuda se ofrezca en la pira funeraria de su
marido), los matrimonios concertados entre los musulmanes, que pueden llevar al
asesinato o a la tortura de la mujer, al mismo tiempo, la esclavitud doméstica
en el nuevo hogar indican la presencia endémica de sexismo y violencia
doméstica masculina.
Sin lugar a dudas, por el número de víctimas y las secuelas que produce, la
violencia contra la mujer ha adquirido un carácter endémico, convirtiéndose en
un serio problema de salud pública en varios países. Además de heridas y
muerte, esta situación trae consigo un sinnúmero de problemas sociales,
educativos, psicológicos y culturales, entre otros. De aquí que, el Estado venezolano ha presentado como un
gran avance con la promulgación de Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres
a una vida libre de Violencia (2007), la cual otorga una garantía de protección
por parte del Estado, a través de la implementación y aplicación efectiva de
normas jurídicas de obligatorio cumplimiento tanto para los órganos
administrativos, como para los órganos jurisdiccionales, cuya función sea la
protección de los derechos de las mujeres, al mismo tiempo, la promoción de
esos derechos y sus mecanismos de defensa.
Desde esta perspectiva, la Mujer ha adquirido un puesto esencial dentro de
la sociedad, logrando alcanzar igualdad de condiciones en el ámbito laboral,
político, educativo, entre otros contextos, en consecuencia, consiguió participación
dentro de los procesos de cambio en el país cooperando al desarrollo cultural,
científico, legislativo, asumiendo cargos como Parlamentarias, Empresarias, Gerencia
dentro de los Organismos Públicos, Rectoras de Universidades, hoy día la mujer
estudia, trabaja no solo se quedó dentro del hogar sino que contribuye a su
manutención, inclusive muchas se han quedado sola al mando de la familia, en
consecuencia, tiene la posibilidad de gozar un nivel de independencia
económica, personal y socio-cultural.
Hechas las consideraciones anteriores, se destaca que en la trasformación
de roles, también la mujer es determinante, pues, se observa, en caso contados
que el hombre colabora con los quehaceres del hogar, o sea, está propulsando un
reequilibrio en los roles tradicionales, tarea difícil décadas atrás, hoy por
hoy, muchas mujeres pueden decidir el número de hijos a procrear, el método de planificación
familiar a utilizar, disfrutar de las sexualidad, sin confundir libertad con
libertinaje; son pasos que con esfuerzo, dedicación, preparación y actitud
positiva se han adquirido satisfactoriamente, sin embargo, el proceso de
confrontación hacia la mujer continúa, en la intimidad de muchos hogares,
empleos y comunidades.
Por ello, el cambio de paradigma debe fortalecerse, así la mujer podrá
disponer de tiempo para sí misma, tener más posibilidades de elección y mayores
oportunidades de mejorar la calidad y nivel de vida, tanto para ellas como sus
hijos, de hecho, también hay caso de empresas privadas que vienen patrocinando
créditos comerciales para Mujeres Emprendedoras, claro ejemplo de su lugar en
la producción del país. En suma de cuentas, todas estas acciones indican el
papel asertivo de la mujer dentro de la sociedad y coadyuvante del cambio social contemporáneo. Quiero
terminar con unas palabras sabias de nuestro Pontífice Juan Pablo II (+), El
perfil de la mujer presentado por Juan Pablo II en sus escritos:
El hombre –ya sea varón o mujer– es persona igualmente; en efecto, ambos
han sido creados a imagen y semejanza del Dios personal... El texto bíblico
proporciona bases suficientes para reconocer la igualdad esencial entre el
hombre y la mujer desde el punto de vista de su humanidad… Aquellas situaciones
en las que la mujer se encuentra en desventaja o discriminada por el hecho de
ser mujer (...) expresan la herencia del pecado que todos los seres humanos
llevan en sí. Los libros de la Sagrada Escritura confirman en diversos puntos
la existencia efectiva de tales situaciones y proclaman al mismo tiempo la
necesidad de convertirse. (Mulieris
Dignitatem, vocación y dignidad de la mujer, p. 7)
PROFA. ESP. PIÑERO SUÁREZ MARÍA TERESA
C.I. 10895239
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