Al revisar la historia de la
humanidad con un enfoque de género, se comprueba que a largo de los años las
mujeres han luchado por ejercer su derecho al voto en búsqueda de una mayor
participación política-civil, ejemplo de ello, en época de la antigua Grecia, existía
la democracia directa, democracia local o pequeñas poblaciones, la ciudadanía estaba
restringida, ejemplo: las mujeres no tenían acciones ni roles en el ejercicio
de la democracia directa, es decir, no podían participar porque no eran
consideradas ciudadanas.
Posteriormente, en 1791 se
publica la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, durante la
Revolución Francesa, da reconocimiento a la ciudadanía, justicia y equidad
política de las mujeres. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando la figura de
la mujer juegue un papel clave en las recién instauradas democracias producto a
su reconocimiento al derecho al sufragio en elecciones libres, directas y
universales. Este alcance fue denominado “movimiento sufragista” por el derecho
al voto para mujeres, también conocido como Primera Ola del Feminismo, se
desarrolló en Inglaterra, países europeos, Estados Unidos ante el impacto de la
revolución industrial y del liberalismo. Las mujeres latinoamericanas iniciaron
esa lucha, alcanzando este derecho entre
1929 - 1961.
Con esta declaración la
mujer pasa de ser un individuo cuya finalidad era procrear y atender el ámbito
familiar, hacia un contexto social - político, en este sentido, el logro del
sufragio femenino significa el reconocimiento a la igualdad en participación
política, empoderamiento de mujeres como dignas representantes de una
democracia y entendimiento, porque sin la participación activa de las mujeres
en todos los niveles de gobierno no se podrán conseguir los objetivos de
igualdad, desarrollo, paz.
En Venezuela para el siglo
XIX, al igual que en Europa, prevalecía la cultura del patriarcado, colonial
católica - militante, con fuertes rasgos machistas y feudales: modelo madre,
esposa, doméstica, hogareña, enclaustrada, no pública, excluida; mujeres
determinadas por su fisiología, por sus ritmos biológicos, con tareas y roles
definidos por esa naturaleza; en resumen, una mujer quien no podía ser
explicada sino de manera desigual e inferior.
En este contexto, la
participación política de la mujer se inició en la dictadura de Juan Vicente Gómez,
con la generación del 28, producto que sus hijos estaban presos, las madres
decidieron dar un paso al frente en la gesta democrática del siglo XX, donde
maestras fundaron grupos relevantes que lucharon contra la opresión del régimen,
fomentando la conciencia sobre valores universales de la humanidad, libertad y
rol protagónico que debían tener en la conducción del país. Entonces, asumieron
un rol de lucha por la democracia y libertad, logrando la entrada masiva de
mujeres a la UCV, donde apenas 6 mujeres habían podido egresar: las tres
hermanas Duarte: Adriana, Delfina y Dolores (título de Agrimensor 1893); y en
1936 María de Jesús Lión (Odontología), María Fernández Bawden (Farmacia) y Lya
Imber (Medicina).
Para finales de 1935, se activa, la primera
organización popular de militancia femenina “Agrupación Cultural Femenina” (ACF), la cual estuvo muchos meses en
condición de clandestinidad, para reivindicar, no sólo el derecho al voto para
las mujeres en igualdad de condiciones que el hombre, sino prioridad en la
formación y capacitación para poder asegurar su desarrollo personal mediante la
escuela de Obreras Femeninas. Luego en 1937, la Agrupación Cultural Femenina
(ACF), la Asociación Venezolana de Mujeres (AVM) y el capítulo venezolano de la
Unión de Mujeres Americanas, establecen vínculos con organizaciones
internacionales; aunque la AVM no estaba de acuerdo con el feminismo sufragista
de esa primera etapa, derechos civiles y políticos, coincidieron para constituir
las Asociaciones Unidas pro Reforma del Código Civil, aprobada cinco años más
tarde por el Congreso. Mientras, que la ACF exigía ser reconocidas como sujetos
políticos y sentaron las bases para que la mujer ejerciera función política en
el país, gestándose el sufragismo; dentro de estas seguidillas de dictaduras,
autocracias y transiciones en el gobierno de Isaías Medina Angarita. Entre las
integrantes de esa agrupación, estaban mujeres de todos los niveles sociales y
visiones, como filiación política, ellas entendieron muy rápidamente que debían
estar unidas y no polarizadas para alcanzar nuestros derechos, entre ellas:
Carmen Clemente Travieso (Fundadora).
Desde 1936 hasta 1948, todos los domingos, la
agrupación publicó en el diario Ahora "Cultura de la Mujer", una
página que sirvió de tribuna para exponer los problemas de las mujeres, analizar
su situación y adquirir cultura general. En junio de 1940, la ACF participó en la
Conferencia Preparatoria al Primer Congreso Venezolano de Mujeres, con la
representación de 69 organizaciones femeninas. Carmen Clemente Travieso fue
designada para escribir la tesis sobre los Derechos Políticos de la Mujer. Siguiendo
con las luchas por lograr la superación de la mujer, en 1942, un grupo de la
ACF y la Asociación Venezolana de Mujeres consiguió que se reformara el Código
de Comercio. Lograron que la mujer pudiera ejercer una profesión comercial
independiente de su marido.
También, 1942 la ACF y AVM, crearon Acción Femenina
cuyo objetivo era el derecho al voto como reivindicaciones legales de la mujer,
a través de la Cartilla Cívica Femenina, revista independiente dirigida por Ada
Pérez Guevara. En 1943, siguió luchando por lograr la igualdad en los derechos
de la mujer, por esta razón se vio motivada, junto a otras compañeras, a llevar
hasta el Congreso Nacional un documento donde solicitaban el derecho al voto
femenino. En enero de 1944, asistió a una Asamblea de la ACF donde se fijó el
día 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Con la muerte de Gómez, las actividades políticas
surgieron nuevamente en la calle, fundándose Juntas Patrióticas, de origen
mixto, pero en Caracas el 14 de Febrero surgió la Junta Patriótica Femenina,
para mantenimiento de la libertad, los derechos civiles y políticos, asimismo,
unos grupos y organizaciones de mujeres se mantuvieron actuando en el espectro
político del país. ¿Qué pedían específicamente? Derecho al voto y ostentar
cargos públicos.
En esta línea de eventos, la mujer logra por
primera vez en la historia nuestro derecho a votar y a ser elegidas para cargos
públicos de elección popular, el 27 de octubre de 1946, Constitución de una
Asamblea Nacional Constituyente, donde fueron elegidas 12 mujeres como
integrantes de dicha asamblea, logrando así el pleno derecho al voto. De los
160 diputados electos para la Asamblea Nacional Constituyente, 21 ó 13% fueron
mujeres: 13 principales y 8 suplentes. Sin embargo, para el primer Congreso de
la República en las elecciones de finales de 1947 y que se instala el 19 de
abril de 1948, sólo 4 mujeres fueron electas; 2 diputadas y 2 senadoras. Otro
hallazgo, en 1948 por primera vez se gradúan juntas 6 mujeres doctoras en
Ciencias Políticas y 18 alumnas Trabajadoras Sociales de la Promoción (UCV).
Las facultades con más mujeres dentro de sus aulas eran: Medicina, Enfermería,
Humanidades, Economía y Derecho.
En este periodo, se produce otro golpe de estado,
se instaura una Junta de Gobierno, presidida por Marcos Pérez Jiménez, quién
ganó la elecciones en el 52, y estuvo en el poder hasta el 23 de enero 1958,
después de haber convocado a un plebiscitó en diciembre de 1957. Aquí vuelve la
lucha de la mujer contra la dictadura, desatancándose: Argelia Laya, Ángela
Sago, María León, entre otras; que participaron en la guerrilla.
Posteriormente, el fenómeno
de incorporación de la Mujer en la educación universitaria comenzó avanzar en
los años 60 del siglo XX, y en algunas carreras como ingeniería, en el caso venezolano,
en los años 70 u 80, asimismo, la incorporación al ámbito laboral. La lucha de
las mujeres por ser reconocidas ciudadanas con plenos derechos políticos ha
sido larga y atravesado la historia. Vale acotar, en homenaje
para las mujeres protagonistas de esos movimientos, que hicieron posible la
conquista de sus derechos, por tanto, la profundización de valores democráticos,
que echa por tierra los prejuicios en contra de las mujeres y feministas, que
desde sus espacios han sido heroínas de la democracia, se editó el Libro 20
Mujeres Venezolanas del Siglo XX: Ada Pérez Guevara, Adisea Castillo, Ana
Lucina García Maldonado, Argelia Laya, Elisa Jiménez Armas, Esperanza Vera,
Eumenia Hernández, Franca Donda, Gioconda Espina, Gloria Comesaña, Isolda
Heredia de Salvatierra, María Eulalio Armengol, Lucila Palacios, María Teresa
Castillo, Mercedes Fermín, Mercedes Pulido de Briceño, Rosa Paredes, Sonia
Sgambatti.
Es por esta razón, que los
actuales esfuerzos concertados en todos los países del mundo se centran en el
desarrollo de mecanismos integradores y fomentadores de los procesos
democráticos. Reconociendo que la democracia representativa es el medio
fundamental para que los intereses de la mujer estén bien personalizados y reciban una respuesta
normativa socialmente legítima y sostenible.
Por lo tanto, la
participación de la mujer es clave para los sistemas democráticos, porque permite
preservar su autenticidad, además, las mujeres necesitan democracia para
cambiar los sistemas y leyes que les impiden a las sociedades en su conjunto
lograr la igualdad; reconocimiento entendido por el sistema internacional,
consagrado en el Artículo 7 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer (CEDAW), reiterando la importancia de la
representación de las mujeres en la vida política de sus países.
En esta línea, el 28 de
junio del 2021, se promulgó el Reglamento Especial para Garantizar los Derechos
de Participación Paritaria, Alterna y Política, de Legisladores o Legisladoras,
Concejales y Concejalas, en las Elecciones Regionales y Municipales 2021;
además del instructivo sobre la aplicación de esta normativa. Podríamos decir
entonces, que la mujer ha alcanzado un lugar dentro de la democracia y
participación política, con nuestro derecho al voto, a sus vez, gozar de paridad de género en los cargos de
representación popular. No obstante, ha sido una conquista frágil, víctimas de
conductas misóginas machista, incluso, guerra titánica para alcanzar tales
postulaciones, siendo urgente impulsar la construcción histórica social -
cultural, cuando hablamos de DDHH de la Mujeres, en el seno de algunos sectores
políticos, no existe una intención genuina de abordar el tema de igualdad de
género y participación paritaria en Venezuela.
Otro tema a reflexionar, es
la Agenda 2030 (ONU), donde el Informe de seguimiento de los Objetivos de
Desarrollo Sustentables (ODS), están enfocados hacia la transformación de las
promesas en acción: “La Igualdad de Género”, de allí, este emblemático informe demuestra,
mediante pruebas, datos y análisis, el éxito cosechado por las mujeres y niñas a
nivel mundial, además, de propuestas para lograr los ODS. Vale destacar, que el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha otorgado a la
igualdad de género un lugar central en su trabajo y hemos visto un progreso
notable en los últimos 20 años. Más niñas van a la escuela que hace 15 años, y
la mayoría de las regiones ha alcanzado la paridad de género en la educación
primaria.
Actualmente, aunque hay
mayor número de mujeres dentro del mercado laboral, todavía hay grandes desigualdades
en algunas regiones, sistemáticamente a las mujeres se les niegan los mismos
derechos laborales que tienen los hombres. La violencia sistemática, explotación
sexual, división desigual del trabajo no remunerado (tanto doméstico como en el
cuidado de otras personas) y la discriminación en la toma de decisiones en el
ámbito público son grandes obstáculos que aún persisten. El cambio climático y
los desastres continúan teniendo un efecto desproporcionado en las mujeres y niños,
al igual, que la migración, prostitución forzada, feminización de la pobreza.
Garantizar el acceso
universal a salud reproductiva y sexual, otorgar a la mujer derechos
igualitarios en el acceso a recursos económicos, como tierras y propiedades,
son metas fundamentales para conseguir este objetivo. Hoy más mujeres que nunca
ocupan cargos públicos, pero alentar a más mujeres para que se conviertan en
líderes ayudarán a alcanzar una mayor igualdad, por ende, disminuir las brechas
de género.
Msc. María Teresa Piñero Suárez
Activista – Defensora de DDHH
Feminista. Mujer de Paz (2020)